sábado, 28 de febrero de 2009

Una noche

Hoy tu sexo me habla,
yo lo devoro,
todos lo devoramos.
Tu piel áspera de tanta lengua que te lamió.
Tu ojo, que llora ante el estallido.
Vertical.
Con un nuevo brillo en tus manos,
me puteás, me arañás, me rompés,
te quejás de que no te nombré.
Tu ego me detesta,
me echa en la cara tu vómito
de frases hechas,
de palabras que le robás a las paredes.
Tu renegrido ego desea de mí
una escena fantástica de sangres y hambres,
mientras ves tu cara en todos nuestros rostros.
Y ya despierta, me odiás porque no llevo puesta tu máscara,
porque mi ego y mi sexo te responden
y se funden en uno mismo, que te domina y enferma.
No me soltás de tus fauces, me hacés entrar y rebasarte,
te ahogo, te veo muerta en la cama. Muerta.
Fumo el oscuro lápiz y te invento con cenizas:
un gato lame con sus ojos la punta de tus dedos fríos,
que saben a noche, a amarga fruta.
De pronto despertás y lentamente, casi flotando,
te perdés entre las sombras del pasillo, silenciosa,
como la angustia, que en esta habitación,
besa mi boca reseca.



Hache

miércoles, 18 de febrero de 2009

El muelle




Abandonado muelle, que resistes el tiempo,
bastante mejor que nosotros,
y no más solitario que cualquiera que te encuentre.
Ya pronto moriré y tú te irás conmigo,
así como toda montaña que te rodea,
y seremos larvas, un mar blanco,
un enorme esperma de muerte,
donde siempre algo nace.
Allí conoceré tu vida,
Aprenderé a caminar por sobre el calendario,
Inmóvil y vibrante como todo tu paisaje.

Mis pies quedarán arrugados
y, envueltos en la tierra,
me someterán a viajar sintiendo las diferentes corrientes,
de lagos, arroyos y vertientes,
que relatarán las historias de las altas montañas,
de las pequeñas piedras húmedas que besaron.
Sentiré en las pequeñas vegetaciones
los periódicos amores que se enfrentaron a lo irreparable,
hasta la abdicación, el abandono,
el desamarre, el desamor.

El culto a la palabra, a las letras
que lo dejarán a uno mudo, ya en la muerte,
o desde el nacimiento. La letra muda.
La C me llama.
La S me calla.
Finalmente no me preocuparé más.
Liquidaré todo lo que me agobia,
toda palabra; y sólo rescataré una letra,
la única que me deja ahogarme en tu paz.



Hache