miércoles, 1 de septiembre de 2010

A todo lo mío se lo lleva el río



"en el centro del remojo,
girando lenta, plateada,
mi cabeza y veinte dedos
van flotando por el agua"



(Hernan)










Apenas pasa la tormenta los riachos de montaña embrutecen y retumban arrastrando arboles, gente y algunos amores.
Yo una tarde perdí un par de zapatillas y vi pasar una señora rebotando río abajo contra las piedras sin oponer resistencia.


Y me tenté, pero no me tire.
(todo ese día fui el que no se tiró)

La lluvia de ayer, tarde y noche, fue mayúscula; y si bien en casa otra vez hay goteras y yo estoy sufriendo, mi susto fue lejano.

En el barrio ya no quedan montañas y las diagonales solo dan remansos. Pero un día después, hoy, aun húmedas las puertas, siento pánico y violencia.
¿Sera el amor que se aleja?

No, no dije tristeza; dije pánico y violencia.



Vos quizás te acuerdes; yo soy el chico que perdió las zapatillas y la parrilla y una remera y trepó, presa del pánico, justo a tiempo para ver pasar a una señora que ya no era una señora rebotando río abajo.

Y se tentó...pero no se tiró
(todo el día fue el que no se tiró).



Y hoy, mucho tiempo después, un día después de una tormenta siente pánico y violencia.

¿Sera el amor que se aleja?













Buscapies.