Nunca había visto un gorrión comiendo una polilla.
El gorrión, triste, gris, tan humilde gorrión, la agarra con el pico, deja que se le escape un poco, la vuelve a controlar, la goza.
Después se aburre: de cuatro picotazos la desarma, la traga.
Sigo contra las metáforas berretas.
Buscapies.
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