
Quieto valle,
una paz áspera se huele en tus caminos,
que si río, ilumino; que si miro, sólo escribo.
Vamos a quemar las tierra,
matemos todo lo que nos condena,
que sin ojos ni reglas,
siguiendo el rastro de tu pelo, el agua suena.
Y las lunas contemplás, en tu valle,
y las escondés, porque no debés,
porque tus pies se quiebran,
como el alma con el vino.
Quieto valle,
una voz risueña se oye en tus caminos,
que si oigo, sigo; que si miro, sólo esquivo.
Hache
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