martes, 26 de agosto de 2008

De cómo Julia y Federico recuerdan a Kid A, el miedo a la libertad y el arte de amar, entre otras cosas


















Federico: ¡Qué tema este de los sueños!

Julia: No podría entenderme nunca. No sabe que lo espero para entenderme precisamente. No sabe que intenté entenderlo más a él que a mí. No sabe como yo de mí. No sabe que, no sabe, no sabe, sabe, que...no. Yo sé aún más de él porque viví en su sueño más de una vez y por obviedades nunca se lo dije. Renuncié a los míos para que él...no sé para qué. Nunca se dio el momento, ¿viste? El nunca lo sabrá.

Federico: ¿Por qué?

Julia: Porque creo que es imposible. Imposible en esta realidad, ¿con este lenguaje explicarlo? Menos a él.

Federico: ¿Y si hacés un intento de...?

Julia: Mi único compañero es mi dragón. Mi pareja, mi padre y mi hijo. Concluí que es el hombre en mi vida ya que... ¿sabés que? La tormenta se reía de mí en su sueño. Él era un rayo/trueno que se reía, el sonido era una risa horriblemente grave y eléctrica. Mi tristeza estaba muda, sin lágrimas explotaba en observación. Me quedaba viéndolo y escuchándolo todo, torturándome con aquella tormenta que era de él, consciente de que me había metido en su pesadilla. No pude decir nada. Las palabras que pude mencionar, tan vanas, las veía...eran mezcla de papel mojado, entre quemado y con suciedad de asfalto... no sé, él me hablaba de paraguas que se rompían y no servían más para nada. Para nada, ¿entendés? No sé, por suerte desaparecieron. Luego eran unos pasajes de micro en mis manos, luego unos autos en la ruta de las brisas, del horizonte, que era miedo y felicidad, que escondía una catástrofe, una tragedia en las manos de su volante. Luego me encontré llamando por teléfono no sé a quién, marcaba números desenfrenadamente, sin sentido, pero con la certeza de que aquel era el número, y la persona que me atendiera... Después era él diciendo: "llámame si quieres tocar mis huesos, si quieres mojar mi nariz o si vas a revisar mi ojo para entenderme. Si mis parpados mueren mientras te besan, no te asustes".

"Tengo un pasado de mierda que vive en mi columna vertebral. Algo así era", solía decir Kid A.








Buscapies.

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